Victoria Ramírez, la voz del desempleo informal durante la cris del COVID-19

EL SALVADOR. – El lunes dejó sentimientos encontrados entre la población salvadoreña. Unos se sintieron furiosos al ver cómo miles de personas se aglomeraban afueras de las 16 oficinas del CENADE en el territorio nacional en plena pandemia de un virus que se transmite de persona en persona con extrema facilidad. La rabia luego dio paso a la empatía y, en algunos casos, a la caridad. Las personas que fueron a los CENADE para ser considerados para el subsidio de $300 experimentaron una montaña rusa de emociones: esperanza, frustración, tristeza y desamparo.
De todos los testimonios que vimos hoy, este es uno de los más duros. Tristemente es la realidad de nuestro país. La desigualdad económica también es una pandemia y necesita atención. pic.twitter.com/tarnqeICJI
— Walu Hernández (@GOALU_) March 31, 2020
Entre los muchos rostros que acapararon las miradas de los ciudadanos y los reflectores de las cámaras de los medios de comunicación, hubo uno que golpeó al pueblo salvadoreño donde más duele. Se trata de doña Victoria Ramírez Morales, quien tras consultar con sus vecinos se dio cuenta que no había sido escogida para recibir los $300, a pesar de vivir del día a día en condiciones de pobreza. Por eso y porque su único ingreso se ha venido abajo con la cuarentena domiciliar, agarró valor con varias amigas, pidió dinero prestado y emprendió el viaje desde las 3 de la mañana hacia la oficina del CENADE en Santa Tecla.
“Presté 5 dólares para viajar y me fui de madrugada. Todo fue un desorden y muy decepcionante, al principio me dieron prioridad por ser de la tercera edad, pero aun así no pude. Íbamos con la esperanza de ese dinerito”, expresó Victoria.
Doña Victoria hacía para el pan de cada día vendiendo frutas junto a su hija en la entrada de la calle que conecta a Santa Tecla con Comasagua. La venta, naturalmente, se ha venido abajo por las restricciones a la libre circulación. Fruta que no se vende, fruta que se pudre. “La única fruta que tengo para vender se me pudrió”, clamó la señora Victoria ante una cámara de televisión, casi entre lágrimas.
“Cuando me va bien gano mis 12 a 15 dólares, otros días solo obtengo 5 o 4 dólares. Pero con eso sobrevivo junto a mi familia. Pero ahora nos está matando el hambre, no pudimos prepararnos para sobrevivir, las oportunidades son muy pocas cuando uno es pobre”, relató.
Ese es tan solo un ejemplo de la situación que atraviesan 2,167,498 salvadoreños que viven del empleo informal. Por fortuna, ya se han acercado personas con donativos para ella y su familia (vive junto a su hija, su yerno, dos nietos y su pareja- todos desempleados actualmente). Si usted desea colaborar con doña Victoria, puede contactarla directamente al número 74243078.