Falta de plan del gobierno manda a los salvadoreños a una reactivación desordenada y peligrosa

EL SALVADOR. – Decenas de personas aglomeradas en espacios reducidos, buscando el mejor puesto para no perderse el bus y llegar a tiempo al trabajo. Otros grupos esperando por horas unidades de transporte que nunca llegaron. Negocios atiborrados de personas sin medidas de bio-seguridad y otras escenas similares han dejado algo en claro durante el primer día de la reactivación económica: no existe un orden, no hay un protocolo establecido para todos y el peligro de contagios es alto.
El gobierno salvadoreño, en ese sentido, ha sido cruel por una parte, con los empresarios, porque después de meses de dejarlos en ascuas, sin saber qué va a pasar y sin apoyo financiero, los manda a reabrir a todos el mismo día, propiciando la mentalidad de “sálvese quien pueda”.
Algunos comerciantes responsables optaron por no abrir, o por seguir en modalidad de delivery. Otros abrieron desesperados por volver a generar ingresos y poder pagar a sus empleados, poder pagar la renta, en fin, por seguir operando.
Y, por otra parte, lo ha sido también con el resto de la población que ha salido hoy a las calles en total confusión y caos. No se sabía bien qué rutas iban a operar, nadie estaba preparado para el cupo limitado de pasajeros y los dueños de negocios han quedado operando a como les plazca por falta de un plan concreto.
En suma, se ha dado la mezcla perfecta para que a El Salvador se le venga encima una segunda ola de contagios. Esto terminaría por liquidar una red hospitalaria pública abatida por la pandemia y ni hablar de una economía que apunta a tener los peores índices de toda la región centroamericana.